lunes, 29 de agosto de 2011

5 Minutos con la Constitución I

Un puente al Futuro I: 100 años de la Constitución de 1886 y crisis de las instituciones



Por: Juan Pablo Gutiérrez Alzate - @elmiquitojpg


En 1986 Virgilio Barco presidió las celebraciones de los 100 años de la Constitución de Rafael Núñez, vigente desde 1886, desde esa época ya se venía hablando de la necesidad de modificarla, esto se había intentado por medio de dos reformas que presentó el gobierno del presidente Barco, pero que no prosperaron debido a que se propuso convocar a un "Referendo extraordinario por la paz y la democracia", durante el trámite de la reforma constitucional proyectada para el 21 de enero de 1990 para consolidar los acuerdos de paz con la guerrilla del Movimiento 19 de abril (M-19), perodebido a la presión violenta del narcotráfico, se quiso aprovechar la consulta con el pueblo para que se pronunciara también sobre la extradición, lo que causó que el gobierno desistiera de la totalidad del proyecto.

De origen Conservador, la Constitución de 1886 ya había sufrido sucesivas reformas que habían matizado esa orientación. Las Reformas Liberales dieron el voto a las mujeres, disminuyeron la mayoría de edad, y dieron paso a la elección popular de Gobernadores y Alcaldes, aunque también consolidaron el Frente Nacional.

¿Pero qué pasaba desde aquella época que varias fuerzas del país solicitaban una gran reforma?, pues estamos de acuerdo en que cuando las cosas van bien no hay que hacer cambios sino ajustes para que vayan mejor, el contexto de estas solicitudes está demarcado por una parte oscura de nuestra historia reciente.

Era el reino del siniestro Pablo Escobar, el mayor delincuente de nuestro país y uno de los peores del mundo. Su inmenso poder, basado en los escandalosos ingresos que tenía fruto del Narco-Tráfico, le permitió declarar una guerra sin cuartel contra el Estado Colombiano que tambaleó frente a su estrategia de corrupción y terror. 

Las fuerzas vivas de Colombia afirmaban que la Constitución de 1886 no brindaba las herramientas que un país tan convulsionado necesitaba para afrontar esos grandes retos, la Reforma era imperativa para salir de ese caos en el que estábamos sumidos.

Las elecciones presidenciales de 1990 fueron, sin dudas, las más sangrientas de las que tenemos noticia. En el curso de la campaña sucumbieron a manos de la delincuencia Jaime Pardo Leal, Bernardo Jaramillo Ossa, Luis Carlos Galán y Carlos Pizarro, cuatro de los aspirantes a la Presidencia y junto a ellos centenares de ciudadanos víctimas de desquiciados actos de terrorismo.

César Gaviria Trujillo recibió las banderas de Luis Carlos Galán, quien era el favorito en todas las encuestas, entregadas por su hijo durante el sepelio y arrasó con un 48 % de los votos frente a sus tres contrincantes. Una de las propuestas de su campaña era la de la convocatoria a una Asamblea Constitucional, que buscara una reforma profunda de la Constitución y a sus instituciones.

Varios estamentos de la sociedad civil, en especial jóvenes estudiantes de la Pontificia Universidad Javeriana, la Universidad del Rosario y del Externado de Colombia empezaron a promover un movimiento que le diera viabilidad jurídica a una citación a una Asamblea Constitucional, que se enfrentaba con la dificultad que representaba el procedimiento contenido en la misma Constitución del 86 para su reforma.

Así nació el Movimiento de la Séptima Papeleta, que será el tema de la próxima entrada.

Nota del Redactor: Esta entrada hace parte de un grupo de nueve ensayos breves conmemorativos de los 20 años de la Constitución Política de Colombia, difundidos a través de la Emisora Cultural Caldas FM, de la Gobernación de ese Departamento.

martes, 16 de agosto de 2011

Ke Q’nta Mai?

Por: Juan Pablo Gutiérrez Alzate - @elmiquitojpg



A pesar de que nos cueste aceptarlo, el Facebook y otras redes sociales se han convertido en una herramienta para algunos, y en un must para otros. Yo me encuentro en el selecto grupo de la intersección entre herramienta y vicio. A diario mínimo cuatro entradas garantizan estar al tanto de la “actualidad” de todas las personas que he o me han aceptado como “amigos”, de los cuales en su gran mayoría no pasan de meros “conocidos”.

Esta manía, casi compulsiva, me ha permitido percatarme de una serie de hechos que me parecen, cuando menos, preocupantes.

Tengo la oportunidad de contar entre mi selecto grupo de casi 3.000 “amigos” de Facebook con muchos niños y jóvenes de entre 10 y 18 años, de los que se pueden catalogar como “niños bien”, agrupando en esta odiosa clasificación a alumnos y exalumnos de varios colegios del estrato alto principalmente de Manizales y algunas otras ciudades.

Al hacer efectiva la mencionada manía y poner en mi navegador www.facebook.com y dar clic en inicio me doy cuenta de todas las actualizaciones que los mencionados jóvenes han hecho en las últimas horas.
Por cada lapso entre entrada y entrada, estos jóvenes, que parecen ser tanto o más adictos que yo, han subido fotos, videos, actualizado estados, se han unido a grupos y hecho comentarios de toda índole frente a las publicaciones de sus “amigos”.

Lo que al principio definí como preocupante, ocurre en la tonalidad que usan estos “niños bien” y en el contenido que suben a las redes sociales. Todo me indica que entre muchos de estos jóvenes impera una cultura que hace culto al hampa, al crimen, a los modismos y la jerga de un bajo mundo, que sinceramente ellos desconocen en sus verdaderas facetas, pero con el cual están familiarizados a través de los medios de comunicación, las mismas redes sociales y más recientemente, incluso desde los video juegos.

Es un lenguaje intencionadamente soez, pero que curiosamente no pretende ofender, sino, por el contrario, ratificar los lazos de amistad que existen entre ellos, en esa mezcla de la particular aparcería que existe entre los miembros del hampa, que con curiosos (¿?) códigos éticos, no les tiembla la mano para desaparecer al contrario, pero que arriesgarían su propia vida en protección de sus pares.

En la separata dominical del diario La Patria de Manizales, el Dr. Orlando Mejía Rivera, hace una encarnada crítica a este modelo de apología al crimen que hacen medios de comunicación y otros estamentos, como agentes de un sistema de ideologización favorable hacia el crimen. El médico y escritor afirmó: “Esta “traquetización de los ricos” es, en realidad, la impregnación de los rasgos y valores mafiosos a toda la sociedad colombiana, incluyendo los pobres, la clase media y los ricos. De ahí la apología del “capo”, la “prepago” y el mundo “sicarial” en la televisión, el cine y la narrativa popular.”1 Es a esta avalancha de información que refuerza la apreciación positiva que estos jóvenes parecen tener de este tipo de conductas a la que hacemos referencia, y que se ve reflejada en el contenido que sin reparo en lo que de ellos pudieran decir sus demás “amigos”, suben en las redes sociales. Pero el asunto no termina allí, lo más preocupante es que estos jóvenes han incorporado no sólo la jerga sino también los modos y el aspecto de este sector, infortunadamente no opacado de la sociedad. Es el reino del “siete”, de las cadenas, de las camisetas manga sisa, es la elevación de una estética ramplona y vulgar a la altura de aspiración personal, y tal vez (espero que no), generacional.

Sinceramente espero que esto no sea más que una moda pasajera, y que no sea el reflejo del íntimo deseo de estos jóvenes, pues es suficiente la ilustración que respecto de la búsqueda del dinero fácil y sus consecuencias en la sociedad colombiana hemos tenido. Espero que este escrito, que no sólo está colgado en el blog “Tan Lindo El Miquito”, sino que lo enviaré a las directivas de varios colegios, sea un llamado de atención para que Familias e Instituciones Educativas tomen, INTELIGENTEMENTE, cartas en el asunto.

1 Tomado del artículo "El arquetipo del astuto y las culturas mafiosas". Publicado el domingo 14 de agosto de 2011, en la separata cultural Papel Salmón, del diario La Patria de Manizales.