lunes, 17 de septiembre de 2012

Al César lo que es de Alejandro


Por: Juan Pablo Gutiérrez Alzate - @elmiquitojpg


En principio, concebí toda la situación de la muy probable reelección del Procurador, Dr. Alejandro Ordóñez Maldonado, como un asunto de flagrante violación a la Libertad Religiosa a que, como ciudadano, tiene derecho. Me sentí ofendido por esto, al percibir esta discriminación, entre otras, porque comparto con el Procurador ciertas posiciones sobre las cuales han recaído la mayor cantidad de críticas a su gestión.

Con el Procurador me une el rechazo al Aborto como Derecho, al que considero, apartándome de la Doctrina Constitucional, más bien una atrocidad de proporciones inenarrables. Compartimos, en términos generales, el mismo credo, con la salvedad de que él milita en una disidencia, que desconoce el Magisterio oriundo y posterior al Concilio Vaticano II, y que entre sus fieles tiene quienes rechazan o minimizan el Holocausto Judío[1], y que hoy se encuentra separada oficialmente del Cuerpo de la Iglesia Católica Romana.

Vi, al comienzo de su gestión, una determinación por combatir los males de la Corrupción y el Clientelismo, que campean impávidos en el campo de la Administración Pública en todas sus vertientes. Me alegró que sus convicciones religiosas, fueran motor de sus determinaciones como coto a estos males que tanto daño han causado a nuestra nación.

Fue con ese panorama que analicé la situación por primera vez. Llegué a afirmar que Colombia criticaba la Coherencia de Vida con la que el Señor Procurador ejercía su función pública, y pensé en que ahora los creyentes éramos las víctimas de una segregación espuria e inmerecida.

No obstante lo anterior, veo con tristeza que las circunstancias han cambiado ostensiblemente. El recio, serio y vehemente procurador[2], ha defraudado sus convicciones en busca de su reelección (Al parece no aprendemos de nuestros errores, ni siquiera los más recientes). Por esta causa ha claudicado a los vicios del clientelismo, se ha unido al odioso grupo de los marrulleros y politiqueros (Si no es que siempre lo había sido), buscando beneficiar, directa o indirectamente a aquellas personas que inciden en su postulación en la Terna, que por ahora es una Terna de Uno, y en aquellos que toman la decisión de su nominación como su propio sucesor.

¿Habrá que recordarle al Señor Procurador que el “Fin no justifica los medios”, como lo afirma categóricamente el Catecismo de Nuestra Iglesia?

¿Habrá que enviarle una copia de la Epístola de Santiago, en la que él apóstol nos recuerda que de nada sirve nuestra Fe sin obras?, ¿De qué sirve creer, si aún así actuamos mal, Señor Procurador?, ¿Tan pronto olvidó la segunda lectura de la Santa Misa de ayer (16/09/2012)?

Es por estas razones, que le digo, como diría el mismo Cristo, “Al César lo que es del César”, usted, Dr. Ordóñez, no tiene la altura moral mínima necesaria, para ser reelegido, ni siquiera la suficiente para seguir ostentando su calidad de Procurador General de la Nación. Así que por la Integridad de nuestra Fe, por el bien de la Nación y por ofrecer un mínimo de decencia le pido que decline la nueva Postulación y renuncia a su actual dignidad.


[1] Para mayor información ver “Hermandad Sacerdotal San Pío X” o “Lefvrianos”: http://es.wikipedia.org/wiki/Hermandad_Sacerdotal_San_Pío_X y artículos relacionados.
[2] De su faceta como Magistrado, por carecer de notoriedad pública no tengo mayor conocimiento, ni recuerdo haber estudiando durante mi época de pregrado, jurisprudencia alguna de su pluma.