martes, 16 de agosto de 2011

Ke Q’nta Mai?

Por: Juan Pablo Gutiérrez Alzate - @elmiquitojpg



A pesar de que nos cueste aceptarlo, el Facebook y otras redes sociales se han convertido en una herramienta para algunos, y en un must para otros. Yo me encuentro en el selecto grupo de la intersección entre herramienta y vicio. A diario mínimo cuatro entradas garantizan estar al tanto de la “actualidad” de todas las personas que he o me han aceptado como “amigos”, de los cuales en su gran mayoría no pasan de meros “conocidos”.

Esta manía, casi compulsiva, me ha permitido percatarme de una serie de hechos que me parecen, cuando menos, preocupantes.

Tengo la oportunidad de contar entre mi selecto grupo de casi 3.000 “amigos” de Facebook con muchos niños y jóvenes de entre 10 y 18 años, de los que se pueden catalogar como “niños bien”, agrupando en esta odiosa clasificación a alumnos y exalumnos de varios colegios del estrato alto principalmente de Manizales y algunas otras ciudades.

Al hacer efectiva la mencionada manía y poner en mi navegador www.facebook.com y dar clic en inicio me doy cuenta de todas las actualizaciones que los mencionados jóvenes han hecho en las últimas horas.
Por cada lapso entre entrada y entrada, estos jóvenes, que parecen ser tanto o más adictos que yo, han subido fotos, videos, actualizado estados, se han unido a grupos y hecho comentarios de toda índole frente a las publicaciones de sus “amigos”.

Lo que al principio definí como preocupante, ocurre en la tonalidad que usan estos “niños bien” y en el contenido que suben a las redes sociales. Todo me indica que entre muchos de estos jóvenes impera una cultura que hace culto al hampa, al crimen, a los modismos y la jerga de un bajo mundo, que sinceramente ellos desconocen en sus verdaderas facetas, pero con el cual están familiarizados a través de los medios de comunicación, las mismas redes sociales y más recientemente, incluso desde los video juegos.

Es un lenguaje intencionadamente soez, pero que curiosamente no pretende ofender, sino, por el contrario, ratificar los lazos de amistad que existen entre ellos, en esa mezcla de la particular aparcería que existe entre los miembros del hampa, que con curiosos (¿?) códigos éticos, no les tiembla la mano para desaparecer al contrario, pero que arriesgarían su propia vida en protección de sus pares.

En la separata dominical del diario La Patria de Manizales, el Dr. Orlando Mejía Rivera, hace una encarnada crítica a este modelo de apología al crimen que hacen medios de comunicación y otros estamentos, como agentes de un sistema de ideologización favorable hacia el crimen. El médico y escritor afirmó: “Esta “traquetización de los ricos” es, en realidad, la impregnación de los rasgos y valores mafiosos a toda la sociedad colombiana, incluyendo los pobres, la clase media y los ricos. De ahí la apología del “capo”, la “prepago” y el mundo “sicarial” en la televisión, el cine y la narrativa popular.”1 Es a esta avalancha de información que refuerza la apreciación positiva que estos jóvenes parecen tener de este tipo de conductas a la que hacemos referencia, y que se ve reflejada en el contenido que sin reparo en lo que de ellos pudieran decir sus demás “amigos”, suben en las redes sociales. Pero el asunto no termina allí, lo más preocupante es que estos jóvenes han incorporado no sólo la jerga sino también los modos y el aspecto de este sector, infortunadamente no opacado de la sociedad. Es el reino del “siete”, de las cadenas, de las camisetas manga sisa, es la elevación de una estética ramplona y vulgar a la altura de aspiración personal, y tal vez (espero que no), generacional.

Sinceramente espero que esto no sea más que una moda pasajera, y que no sea el reflejo del íntimo deseo de estos jóvenes, pues es suficiente la ilustración que respecto de la búsqueda del dinero fácil y sus consecuencias en la sociedad colombiana hemos tenido. Espero que este escrito, que no sólo está colgado en el blog “Tan Lindo El Miquito”, sino que lo enviaré a las directivas de varios colegios, sea un llamado de atención para que Familias e Instituciones Educativas tomen, INTELIGENTEMENTE, cartas en el asunto.

1 Tomado del artículo "El arquetipo del astuto y las culturas mafiosas". Publicado el domingo 14 de agosto de 2011, en la separata cultural Papel Salmón, del diario La Patria de Manizales.

2 comentarios:

  1. No sólo debe quedarse en un llamado de atención, debe iniciar una "contracultura" sobre la nueva que se está gestando. Es muy curioso cómo hablar de principios y valores es la cosa mas "revolucionaria" en el mundo que se está creando.

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  2. El problema es que a estos muchachos los esta criando el televisor y la red, no se debe llegara al punto de vetar contenidos, si no de crear verdaderamente una cultura de sano consumo de los medios.

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