Por: Juan Pablo Gutiérrez Alzate - @elmiquitojpg
“Yo
creo en muchas cosas que no he visto, y ustedes también, lo sé.
No
se puede negar la existencia de algo palpado por más etéreo que sea.
No
hace falta exhibir una prueba de decencia de aquello que es tan verdadero.
El único
gesto es creer o no.
Algunas
veces hasta creer llorando.
Se
trata de un tema incompleto porque le falta respuesta;
respuesta
que alguno de ustedes, quizás, le pueda dar”
Willy Colón
2015 comienza en unas circunstancias que son una
grave amenaza para nuestra Democracia.
Creo convenir en que estamos convencidos que una
verdadera Democracia es mucho más que la parafernalia electoral, muchas veces
asquerosa, y que las instituciones que conforman la República son pilares sobre
los que se erigen verdaderas condiciones que lleven al Bienestar General y a la
Paz justa y perdurable.
Por ello, las actuales condiciones en las que se
encuentran varias de esas instituciones son realmente preocupantes y
lamentables y ponen en riesgo la viabilidad de nuestro Estado y la cohesión de
nuestra República.
La primera es la Justicia, después de un paro que
supera los 90 días, cocinado al calor de los incumplimientos del ejecutivo
respecto de los compromisos adquiridos en virtud del paro anterior, y aupado
por no pocos oportunistas que aprovechan el río revuelto para pescar prebendas
injustas o desproporcionadas respecto de los demás Servidores Públicos,
adicionales a las ya pactadas.
El Derecho a la Protesta es Legítimo, Fundamental,
Trasversal a la Democracia, es justo que dichos funcionarios sigan percibiendo
su salario y que se respete su integridad y autonomía en el ejercicio de dicho Derecho.
No obstante, es evidente que la suspensión del Servicio de Administración de
Justicia genera traumatismos a todo nivel: Desde los mismos funcionarios
quienes se enfrentan unos con otros dentro de las divisiones naturales de un
movimiento de esta índole, hasta los ciudadanos de a pie, que escuchan en las
noticias que los juzgados están cerrados y se imaginan el escenario dantesco de
las calles llenas de los delincuentes que no pueden ser judicializados;
escenarios que ya se han dado en varias ciudades donde las Unidades de Reacción
Inmediata de la Fiscalía están a reventar y así lo hicieron. Esta situación,
con el respectivo y convenenciero eco de los medios, logra crear en la
ciudadanía una idea errónea de la Justicia, la ven antitécnica, inoportuna,
mediocre, en otras palabras injusta. Poco puede esperarse de una sociedad que
no confía en que sus jueces actúen con justicia.
El segundo es el órgano de control fiscal, la
Contraloría General de la República, ente responsable, entre otras, de evaluar,
auditar y hacer seguimiento a la ejecución fiscal de los órganos del Estado. En
otras palabras, el responsable de verificar que la plata de la Nación se gaste
en lo que estaba presupuestado, como estaba presupuestado y para lo que estaba
presupuestado. Semejante función le corresponde a una entidad que actualmente
se encuentra inmersa en un encendido debate por la administración y destinación
de los recursos correspondientes al arrendamiento de la hoy antigua sede de la
entidad, en el Centro Comercial Gran Estación ubicada al Occidente de la
capital. La excontralora, Sandra Morelli, está siendo procesada por la presunta
comisión de diversos delitos por la celebración de un contrato bastante
desventajoso por la entidad, que debido a sus condiciones se dio por terminado
el 31 de diciembre pasado, y que dejó sin lugar de trabajo a varios cientos de
empleados, y sin locación física a los servidores tecnológicos que dan soporte
a su página web mediante la cual la Contraloría expedía de manera gratuita e
inmediata el Certificado de Antecedentes Fiscales de todos las personas
naturales y jurídicas, en particular las que deben ser contratadas por el
Estado. Debido a esta vergonzosa situación, estamos ad portas de una parálisis contractual estatal, ya que este es un
requisito de Ley para la celebración de contratos públicos, mediante los cuales
el Estado presta sus servicios, entre otros -y de manera especial por estar yo
ejecutando uno de estos- por medio de Colaboradores vinculados a la
administración por medio de órdenes de servicio.
El tercero es la cabeza del Ministerio Público, la
Procuraduría General de la Nación que desde hace más o menos seis años se
encuentra convertida en una institución ideologizada, de extrema derecha,
enemiga de todo aquello que suene a izquierda, centro o cualquier tendencia similar.
Desde las toldas de la Procuraduría se han gestado importantes decisiones, como
la destitución del Alcalde Mayor de Bogotá, por la implementación de un modelo
tildado de ilegal, que posteriormente fue elogiado por diversos estamentos
internacionales y que, como recientemente se ha dado a conocer, fue objeto de
saboteo por parte de los agentes privados que hasta entonces se lucraban ese
negocio. Detrás de las decisiones del Procurador y su séquito, se encuentra una
evidente persecución contra colectivos de Derechos Humanos, la comunidad LGBT,
líderes de Izquierda, con un ropaje de un catolicismo vetusto y anteconciliar,
contrario a la Doctrina oriunda del Concilio Vaticano II, y cismático, dada su
membresía al Movimiento fundado por Monseñor Marcel Lefbvre, la Sociedad de San
Pío X, hoy excluido del Seno de la Iglesia Católica. La procuraduría es hoy una
trinchera ideológica, usada como medio de guerra en contra de todo aquello que
suene a diferencia. Atrás quedaron los valientes fallos del entonces
neoprocurador en el que repartió rejo, literalmente, a diestra y siniestra.
Y no podemos olvidar un pilar de las Democracias
Modernas: La Oposición. En muchos países, el candidato derrotado conforma lo
que se conoce como un Gabinete en la Sombra, que se dedica a hacer seguimiento
y control a las acciones del Gobierno elegido, critica y aporta, es una manera
de construir una visión colectiva de la sociedad, sin excluir las visiones minoritarias
o derrotadas en las urnas. El artículo 112 de nuestra Constitución Política expresa que los
partidos no gobiernistas podrán ejercer libremente la función crítica frente a
éste, y plantear y desarrollar alternativas políticas. Igualmente expresa el
mandato de la expedición de una Ley Estatutaria que reglamentará la materia.
Han pasado 24 años de la expedición de nuestra
constitución y el Estatuto de la Oposición no ha visto la luz y no se espera
que la vea. Enhorabuena podríamos decir hoy, porque quien en la actualidad
enarbola las banderas de la oposición al gobierno, es nada menos que quien
consiguió en primera instancia que el hoy Presidente llegara a serlo. Álvaro
Uribe Vélez, expresidente de la República se alzó en contra del gobierno que él
mismo ayudó a elegir y al que tilda de traidor. Con evidentes desvaríos
mesiánicos y de ausencia de poder, Uribe y sus áulicos se han dedicado de
manera oportunista a criticar cuanta acción efectúa el Gobierno.
Que si hay conflicto armado, palo. Que si hay
acercamientos con las FARC, palo. Que si se negocian TLC’s, palo. Que si se
mejoran las relaciones diplomáticas, palo. En fin, Santos dice blanco y Uribe
negro, en una carrera que termina por ridiculizar su estatus y prestigio y
diezma la herencia que dice haber dejado. Es una oposición mentirosa,
oportunista, marrullera, conspiracionista y conspiranoica, amarillista, vulgar,
insultante, pero firme, organizada y disciplinada, que baila al son le toque el
Mesías Rural que tiene por Fundador y Profeta.
Sin embargo, en el fondo es lo mismo. Un modelo
económico neoliberal, la misma tendencia de derecha (aunque exacerbada), los
mismos medios corruptos y corruptores, el desmedro ambiental y el desprecio por
las minorías. La única diferencia de fondo es sobre el tema del fin del
Conflicto Armado, aunque su motivación corresponde al pánico que tiene Uribe de
dejar de parecer ser “…el Dictador que
este país necesita”, como dijera de él Jaime Garzón.
Yo creo en la Democracia así no la haya visto, y ustedes también, lo sé...
Ojalá 2015 sea el año de reencausamiento de la
institucionalidad de nuestro país.
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