Por: Juan Pablo Gutiérrez Alzate - @elmiquitojpg
Un operario de una empresa de esta pequeña ciudad intermedia, tiene el gusto de haber recibido un 4% de aumento a su salario que pasó de $ 515.000 a $ 535.600, o sea 20.600 más que en 2010. Sus preocupaciones van más allá de las complejas disquisiciones técnicas que los expertos economistas disciernen sobre las consecuencias en la economía, de aumentar un punto porcentual o no el salario mínimo que debe recibir este simple operario, que es, por suerte, uno de los millones de colombianos que reciben mensualmente esta cifra, y no otro de los tantos millones que ni siquiera alcanzan a este estipendio.
Pero el gusto de recibir primero un 3.4% y luego un 0.6% (por cuenta de una decisión que por su oportunismo parece más del anterior gobierno) más de aumento, se evapora cuando tan rápido como llega el “sueldito”, empieza a desvanecerse en las manos de este simple operario, que ha tenido que trabajar al menos 150 horas durante el mes.
Primero deberá cancelar las facturas de los servicios públicos domiciliarios[1]:
Agua $ 25.000
Energía Eléctrica $18.500
Gas $ 6.000
Teléfono - Internet - Parabólica $ 130.000
En estos gastos inapelables se habrá gastado $ 179.500, restándole $ 356.100 para los 30 días del mes. Supongamos que este simple operario no está solo y que por el contrario tiene una esposa y un hijo de 11 años que asiste a un colegio oficial.
El niño estará por entrar al colegio en un par de semanas y por ello este mes su papá, nuestro simple operario, deberá destinar parte de su suelo en la compra de útiles escolares básicos:
Libros de Matemáticas, Inglés y Lenguaje $ 45.000
Cuadernos (8) $ 16000
Lápices, lapiceros, borradores, colores, otros $ 9.500
Regla, compás, transportador $ 5.000
El regreso a clases del niño le habrá costado a nuestro protagonista $ 75.000, y le restarán $ 280.600 para todo el mes. Deberá además hacer el mercado para todo el mes. Supongamos que a diario se gastan $ 7.000 pesos en la preparación de las tres comidas básicas para los tres miembros de la familia (Así que nada de lujos, se tratará del ACPM: Arroz, Carne [reemplazada las más de las veces por huevos], papa y maduros), y en ello se habrá gastado $ 210.000, restándole $ 70.600.
El protagonista de nuestra chocoaventura tiene la alegría (¿?) de trabajar para una empresa que, para evitarse el pago del subsidio de transporte facilita a sus empleados una ruta de bus que los recoge cerca de casa y los devuelve. Sin embargo, y como ya lo habíamos señalados, tiene un hijo escolar y una esposa que no gozan del servicio gratuito de transporte, y debe pagar para por ellos al menos dos pasajes diarios entre semana, y con un pasaje a $ 1.400[2] esto representa $ 5.600 diarios, o $ 112.000 lo que deja a nuestro querido operario con un saldo de $ - 41.400, es decir con un déficit del 7.7% de su salario.
Nuestro operario da gracias a Dios que su querida esposa es impulsadora de Yambal, y así se cuadran el mes, de lo contrario, ahí sí que el Salario no sería mínimo, sino ínfimo.
y donde dejó el pago del arriendo???? ese si desangra al mas minimo de los salarios y es lo mas común en la familia colombiana (el vivir de arriendo)
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