Por: Juan Pablo Gutiérrez Alzate
- @elmiquitojpg
Las redes sociales nos permiten
interactuar con millones de personas de todas las posiciones, creencias y
lugares. Bien utilizadas, se pueden convertir en herramientas que estimulen la
creatividad, y sobre todo, mediante las cuales se plantean temas y se abordan
debates interesantes sobre asuntos de todos los pelambres.
Fue así como esta semana,
exactamente el 11/01/2012, sostuve una respetuosa diferencia con el Ingeniero
César Duque, a través de nuestras respectivas cuentas de Twitter, @ingcesarduque
la suya, y @elmiquitojpg la mía. Todo comenzó con un trino suyo que decía:
“@ingcesarduque Hay que cambiar la legislación Colombiana para que los menores
dejen de salir impunes cuando comenten un crimen”.
De este trino surgió uno de mi
autoría en el que yo recordaba la existencia de un Sistema de Responsabilidad
Penal para Adolescentes y la Adhesión de Colombia a Tratados Internacionales
que prohíben penalizar a los menores de edad, y entre trino y trino, se me
ocurrió que 140 caracteres no eran suficientes para abordar este tema, que por
su incidencia en la cotidianidad, tiene porqué preocupar a todo el país.
El enfoque del asunto es
complejo, partiendo en primera medida del hecho que este tema no se trata
simplemente de Derecho Penal, sino que requiere de un enfoque
multidisciplinario, por la sencilla razón que los menores, por serlo, se
encuentran en una situación de especial vulnerabilidad frente a los efectos de
las circunstancias que los rodean.
Es decir, el menor es más
susceptible frente a las condiciones en las cuales se encuentra y más fácil de
manipular que los mayores. Más o menos eso diría Rousseau al afirmar que “(E)l
hombre es naturalmente bueno, es la sociedad que lo corrompe” en El Contrato Social.
Esta presunción es la fuente del
amparo especial que tienen los menores en general, y de las especiales
condiciones en las que se adelanta su tratamiento penal en particular.
Desde el enfoque del Derecho
Penal, cabe recordar la labor de las penas. El artículo 4 de la Ley 599 de 2000
(Código Penal) afirma lo siguiente: La
pena cumplirá las funciones de prevención
general, retribución justa, prevención especial, reinserción social y protección al condenado (Cursiva y Negrita
nuestras). Valga acotar que esta definición corresponde a la pena imputable a
un adulto, y es ya benévola en sus fines; por su parte, en el espíritu de la
Ley de Infancia y Adolescencia, que a su vez hace eco a lo dicho en la
Constitución, se refiere la prevalencia de los Derechos de los Menores, como ya
se enunció arriba.
A su vez la Política Criminal,
comprendida como el conjunto de instituciones y programas tendientes a la
disminución de la delincuencia, no puede ser ajena a esta situación que, por su
incidencia es motivo de alerta para las autoridades y la ciudadanía. El ver a
niños y jóvenes cada vez más involucrados en conductas delictivas, en varios
casos de alto impacto, como le homicidio y el hurto agravado, hace cuestionar a
muchos ciudadanos sobre la oportunidad de las gabelas que enunciábamos arriba,
como es el caso del Twittero @ingcesarduque.
No deja de sorprender el nivel de
frialdad al que llegan estos pequeños, que los convierte en grandes
delincuentes, que ejecutan con precisión las órdenes de aquellos que saben que
al convertirlos en medios para sus fútiles fines, se aseguran la impunidad.
Porque ahí está el quid del
asunto de la delincuencia infantil que a tantos, entre ellos yo, asombra. Los
niños y jóvenes no delinquen, en su gran mayoría, por un deseo personal de
causar daño, sino más bien movidos, mejor, utilizados, por adultos que se
aprovechan de su vulnerabilidad y de sus necesidades para que ejecuten esas
conductas.
Estoy convencido que siempre se
puede optar por el bien, sin embargo, esa íntima convicción que tengo debe ser
fruto de las circunstancias en las que he vivido, que me permiten distinguir
con facilidad el bien del mal, y optar como opción natural por el primero,
pero, y esto es algo que atañe también a la sociología jurídica como auxiliar
de la Política Criminal, las condiciones de miseria (no sólo material) y de descomposición
de nuestra sociedad, hacen que la transmisión de ese mensaje sea cada vez más
difícil. Cabe acá recordar que en la comisión de los delitos, tenemos también
nosotros, como sociedad, parte de la responsabilidad.
Es natural que una sociedad como la nuestra
en la que el mal, que todos encontramos en la vida, y en la cual el mensaje
contra el bien es constante, se enfrente con fenómenos como este; la tarea para
remediarla requiere de una profunda transformación social, más allá que
reformar el modelo de responsabilidad penal de los adolescentes, más que agravar
las penas, es arreglar las personas… ¿Imposible?, No. ¿Difícil?, sin dudas.
aMICO mio :P no me resisti al chascarrillo, me encanta este post, creo que sobre todo como ciudadanos debemos siempre pensar en operar sguiendo la ley y lo legal, pero ahí es donde entra mi duda, es lo suficiente fuerte el aparato policial del estado para castigar al adulto que pone a delinquir a un niño? es lo suficientemente fuerte como para hacer que dicho niño tenga rehabilitacion, educacion y trabajo asegurado? por que hasta donde yo he visto los centros de "rehabilitación" son cualquier cosa menos eso... Yo sinceramente creo que la ley es laxa y que quiza un niño de 10 Años tenga problemas para dimensionar las consecuencias de sus actos (cosa que la verdad tampoco es muy asi, pues yo a esa edad tenia muy claro lo bueno y malo de la vida) pero a los 15 o 16 ya no hay excusa, eso sin contar con la cantidad de ladrones delincuentes y demás que andan con tarjetas de identidad falsas por que saben que con eso se escapan.
ResponderEliminaryo la verdad creo que falta fortaleza a la ley y que estamos a la merced de delincuentes simplemente por que la ley no puede hacer nada contra ellos, cierto que faltan oportunidades, pero esa es la excusa mas facilista, mas manida y mas sencillas, mi padre por ejemplo, salio huerfano de su casa ( padre y madre) a los 9 años, durmió en la calle, viajo por medio pais, pero jamas cometió un delito, el sabia que la unica opcion que quería para sí era el camino de la honestidad, trabajó estudió y salió adelante con mucho sacrificio, como lo hacen muchos jovénes en las comunas, en los barrios de invasion, los delincuentes no deben ser protegidos mas que el ciudadano que cumple la ley, eso en mi humilde concepto es una canallada. pero con ese tremendo afan de copiar modelos extranjeros y de estar "in" en los derechos humanos, es lo que nos tiene jodidos.
Hermano como siempre mil gracias, un abrazo y tu blog es genial!
Mil gracias. Es todo un honor que se fijen en los garabatos y balbuceos de uno. Me hace recordar otra entrada en este mismo blog (http://tanlindoelmiquito.blogspot.com/2011_05_01_archive.html) en la que hablo de las Funciones de las Penas, yo creo, y lo digo en la mencionada entrada, que el problema no es el tamaño de las penas, sino la ejecución y la efectividad de las mismas. Por muy larga que sea la pena, si el Estado no está en capacidad de asegurar a la sociedad que "Todo el que la hace la paga", el objetivo disuasivo de la pena, no será más que una simple ilusión.
EliminarLe recomiendo esa lectura (¡Uy, Dios, que vanidad!) y me dice qué opina.
Le reitero mis agradecimientos por su lectura.