domingo, 27 de marzo de 2016

¡A Marchar el 02 de Abril!


Por: Juan Pablo Gutiérrez-Alzate - @elmiquitojpg

Desde hace unos días el Centro Democrático viene convocando una marcha para este 02 de abril (de 2016). Por las redes sociales circula un video y un audio del Exministro de Estado, Fernando Londoño Hoyos en el que describe la situación actual del país, que hace imperativa elevar nuestra vos de protesta frente a este gobierno que quiere entregar la nación al Castro-Chavismo.

Comencemos por el principio, y éste es una falacia. ¿Qué valía como interlocutor tiene un personaje tan siniestro como Fernando Londoño Hoyos, bastión de la ultraderecha, condenado en diferentes tribunales y procesos por desfalcar al país en varios miles de millones de pesos? ¡No es más que un delincuente de cuello blanco, un malhechor, para usar sus mismos términos! Pero hagamos caso omiso a esas pequeñeces que deben ser, seguramente, parte de la persecución política en contra del Uribismo.

Ahondemos pues en sus afirmaciones: ¿A quién en su sano juicio se le ocurre que Juan Manuel Santos Calderón, hijo, nieto y bisnieto de la más rancia oligarquía de Colombia, representante del Capitalismo más ramplón y salvaje, quiera implantar el Comunismo en este país? ¡Solamente puede afirmar eso una mente enajenada, enferma por la ausencia de poder que padece el Uribismo! Sólo los uribistas pueden creer que la mesa de negociaciones de La Habana es para entregar al país, aunque creo que ellos mismos saben que eso, como dice el mismo Uribe, es “Falso de toda Falsedad”. No hay ni asomo de que en Colombia se esté implementando un régimen comunista.

Londoño afirma que se está pauperizando al país con el propósito de que reciba las migajas que ofrece el comunismo. ¡Claro que acá hay pauperización! Pero esa no comenzó con Juan Manuel Santos, ni se acabará con él. Pero hábilmente evita tratar el tema de la pauperización de la sociedad colombiana en la época de Álvaro Uribe. Porque fue él quien modificando la Ley a beneficio de los grandes industriales del país, acabó con las horas extras, extendió la jornada laboral, disminuyó el recargo dominical, disminuyó de facto el Salario Mínimo y con él el poder adquisitivo de los colombianos, cuando sus ajustes eran inferiores a la inflación. ¿Por qué decir esas mentiras? ¿Por qué omitir estas verdades? Para generar pánico y hacer que las personas, sin mucho análisis, repliquen las falsedades que se difunden en los medios de comunicación.

No olvidemos también que fue Álvaro Uribe quien procedió a vender parte de Ecopetrol, con la excusa de su democratización, como si no fuera más democrático que la empresa continuara siendo pública, de todos los colombianos, y pasara a manos de unos pocos. Lógicamente hoy en día los restos de Ecopetrol valen mucho menos que lo que recibió el gobierno Uribe, pero eso no es culpa de Juan Manuel Santos. Eso es debido a la estrepitosa y dramática caída en los precios del Petróleo. Lo mismo le pasó a Petrobras, a Pemex, a Pacific Rubiales. Y no como causa de las negociaciones de La Habana sino como efecto del mercado.

Pero preguntémonos qué es lo que están negociando en Cuba: ¿La entrega del país a una guerrilla vetusta y desarticulada? No. Se están negociando las máximas dosis de Verdad, Justicia y Reparación y la Garantía de la No Repetición. Se está negociando la reintegración de los combatientes a la vida cotidiana, a los juegos de béisbol, a los conciertos de rock, sin que esto genere una exterminación como la que ya padecieron los miembros de la Unión Patriótica. Se están negociando unas reglas del juego democrático a las que supuestamente ya nos habíamos acogido hace años. ¿Será muy grave que haya libertades democráticas? ¿Qué todas las vertientes políticas puedan expresar su posición sin temor a la aniquilación? Lo verdaderamente grave sería que fracasaran los diálogos (Dios no lo quiera), y se perdiera la posibilidad de obtener la Verdad, la Justicia y la Reparación, así fuera en pequeñas dosis, y peor aún, se materializara la garantía de la repetición de esta barbarie fratricida medio centenaria.

Pero volvamos al inicio de lo que afirmaba el Dr. Londoño, que ponía a Cuba como ejemplo pírrico del fracaso del Comunismo. Cuba puede ser lo que quieran, pero es el único país del mundo con cero analfabetismo y menos del uno por ciento de muertes de menores por desnutrición. Allá no se mueren los niños de hambre como se le mueren a Santos los niños de La Guajira o del Chocó, como también se le morían a Uribe, y a Pastrana, y a Samper. Pero esta situación que antes no llenaba más que las segundas o terceras páginas de los periódicos y otros tantos asuntos, están saltando al centro del debate público, porque gracias a la mesa de La Habana, los titulares ya no son las masacres y los atentados, sino los verdaderos problemas que aquejan a esta nación.

Por fin hemos empezado a descubrir el gran engaño de Álvaro Uribe, que hizo creer a la gran mayoría del electorado que el primer y único problema de Colombia eran las FARC, y que por ello era imperativo destinar todos los esfuerzos de la nación a acabar con ellas, cuando lo que realmente lo movía era el deseo personal de venganza frente a la Guerrilla que cegó de manera vil la vida de su padre. Ese sentimiento, natural en cualquier persona que haya padecido semejante barbarie, no es digno de un hombre de Estado como él.

Porque ese odio nubló definitivamente el juicio de Álvaro Uribe, porque él ha sido el único mandatario de la época reciente que lo ha tenido todo para transformar a Colombia en un país desarrollado, para superar la pobreza, para acabar con el clientelismo, y simplemente no le dio la gana. En torno suyo de dieron las condiciones idóneas para un cambio radical del país, con una bonanza económica, un consenso parlamentario arrollador y un poder que ejercido con justicia hubiera catapultado al país, pero su mezquindad y su odio fueron más grandes que él mismo y lo consumieron y lo siguen consumiendo, especialmente frente a aquel que él mismo hizo elegir ya dos veces (una como escudero y otra como pseudo-opositor), y ha conseguido que Juan Manuel Santos sea juzgado por la historia con más benevolencia, pues se ha empecinado en encontrar la salida negociada al conflicto y en superar la pobreza más extrema del país.

Uribe contó con la bonanza del petróleo y ahora, con un escenario completamente distinto, tilda al actual gobierno de despilfarrador, y eso puede ser cierto. ¿Pero cuál fue el nivel de despilfarro del gobierno de Uribe que él mismo se consumió hasta los huesos a las vacas gordas, especialmente en esa violencia institucional que lideró y que mal vino a denominar “Seguridad Democrática” que a lo sumo llegó a Aristocrática? Uribe contó con el consenso de más del 90% del Congreso de la República, lo que le hubiera permitido hacer reformas de fondo para construir un país mejor, pero que aprovechó para beneficiar a unos pocos, entre ellos a sus hijos y a sí mismo. ¿Y todo ello por qué? ¡Porque Álvaro Uribe tiene otros mandatarios, sirve a otros intereses que no son los intereses de la Nación!

Ahora, desde una malamente pretendida oposición, convoca a una marcha contra el gobierno. ¡Marchen los que quieran el 02 de Abril, pero marcharán por una falacia y por una mentira!

¿Una marcha del Uribismo contra la corrupción? ¡Por Dios! El gobierno que modificó la constitución para beneficiar a una persona vendiendo Notarías, comprando al congreso, chuzando a la oposición, los medios y las Cortes.

¿Una marcha del Uribismo por las condiciones laborales? ¡Qué cinismo tan vil! ¡Qué memoria tan débil!

¿Una marcha del Uribismo por las condiciones de los niños de La Guajira? En ocho años de gobierno tampoco a él le interesó el tema, porque su prioridad era aniquilar, borrar del mapa a las FARC, a las cuales, por cierto, dijo que acabaría en los primeros seis meses de su primer gobierno. 

¡Este 02 de Abril, marchen los que quiera, pero conmigo no cuenten!

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